16 marzo 2010
President
Efectivo y recurrente resulta el pluri-empleo político de los presidentes de los clubes de fútbol. Populismo.Nadie va a descubrir ahora que el fútbol como deporte de masas lleva años siendo el catalizador de pulsiones y ahogos políticos.
Berlusconi y el Milan, Gil y el Atlético ahora Jan Laporta y el Barça. Pero también lo han intentado desde las distanciaas Aznar-Agag y Villalonga (Teléfónica) con el Madrid. Dominar un club, un gran club, puede significar alcaldías, recalificaciones, comunidades y enajenaciones. Las megatransnacionales en las que se han convertido los antaño equipos de ciudad no sólo venden camisetas, controlan periódicos y son líderes de opinión: amasan ideología. De una manera o de otra. El caso del Barça es quizás el más cívico. El menos garrulo. Sin ultras y con las seis copas bien llenas. (El timing deportivo-político es de guión de Aron Sorkin en The West Wing). Cuando en el "Liceo" la burguesía catalana alimenta sus retortijones nacionalistas, en Madrid, Florentino Pérez pide créditos y recalifica como ser divino y superior. Que queréis que os diga, no sé que es peor.
Fdo: un culé mesetario.
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