Hiperrealismo sobre ruedas

Esta mañana montado en el C1 me ha salpicado, a mí y a todo el autobús, un charco de realidad. Un quejido en forma de señora que a grito pelado pregonaba sus desgracias. No, no creo que fuera de San Blas, y aunque lo fuere, su actuación ha sido mil veces mejor que un programa de esos. Un reality en el autobús. Ya hubo un Gran Hermano sobre ruedas, el formato está casi inventado, sólo falta que el gasóleo baje de precio.

Y tampoco me río. Pese a la actuación, la corrala sobre ruedas, el acento mesetario con sus jotas ejpandidas y todo, la buena mujer se estaba limpiando, delante de todo cristo bendito, la conciencia, la mala hostia y se lamía las heridas con ahínco.

Más o menos, el intento de conversación con su vecina de asiento y con el resto del pasaje ha sido así:



-Señora: ¡Ay, ay, ay, ay..!
-Señora 2 (y figurantes varios): ¡Qué se mata! (casi se cae al subirse al asiento, eso ha podido ser la gota que ha colmado el vaso)
-Señora: Es que yo... ¡Qué lo he pasau mu mal! ¿eh?
-Señora 2: Yo también tengo lo mío...(así, de repente, ha estallado la tormenta)
-Señora: A mí me han operao diez veces...¡Diez!
-Señora 2: Y a mí me han dicho esta mañana que tengo que tomar pastillas durante toda la vida.
-Señora: ¡Ja! Eso no es nada, yo me he estado tres meses en la cama, ¿qué día es hoy? 17, pues eso, tres meses (sic)...desde los cincuenta años cuesta abajo...
-Señora 3: No lo sabe usted bien...
-Señora 1: Si yo le cuento a usted la historia nos vamos a poner todos enfermos... mi suegra, en coma, mi suegro en silla de ruedas...si yo le cuento...lo que le digo, todos enfermos. (El llanto increscendo)
-Señora 2: Yo viuda y con tres hijas desde los 40 años.
-Señora 1: Eso no es nada, yo me desangro por abajo (sic)
-Señora 2: Ya verá cómo le toca la lotería.
-Señora 1: La lotería, (en este punto el volumen del quejío nervioso se eleva hasta eclipsar cualquier sonido alternativo). Yo fui a un vidente que me dijo "a usted le va a tocar la lotería" y aquí estoy, pobre como una rata.
-Señora 4: La vida sí que es una lotería...
-Señora 1: La vida es una mierda; llegar a viejo: una mierda. ¿Qué es lo que tienes de viejo? Enfermedades...una gilipollas. Yo he sido una gilipollas...no he disfrutado nada, he sido joven y ni me he rozado, ni he bailado y hoy los ves, a los jóvenes ahí; emborachándose, matando, violando, drogaos...eso era lo que tenía que haber hecho yo.
-Señora 5: La culpa es de los catalanes. (¡!)
-Señora 1: El puto gobierno me debe dinero.
(...)

Y aquí ha sido dónde me he bajado del autobús, me hubiera gustado conocer sus opiniones a cerca del gobierno pero estábamos ya en mi parada.

  ***

 Por la noche he vuelto a coger el autobús de regreso pero no ha sido lo mismo. Por la noche en el autobús, haga frío o calor, las caras siempre son las mismas. Por la noche la derrota es más silenciosa, no huele a astracán de palo y pese al retruécano, la derrota vuelve a casa con polvo en la ropa y tinta en las manos.

Las caras dormidas que vuelven a casa en el autobús esperan una cerveza fría, un mimo, a los niños o un gol. O quizás todas esas cosas juntas para que les den fuerza y amortiguen la derrota segura de mañana. Quizás para no explotar como esa señora a plena luz del día. Pobre, vencida, votante y viva.

Según pensaba el ultimo párrafo, Pep Guardiola decía no sé que sobre la ilusión y el tipo de interés en un cartel enorme. Encima es catalán. A traición.