Ya está aquí. Nuestro retoño cibernético ha sudo alumbrado. Procreado a la luz de las más sucias tascas, entre el serrín y los orines de calles pretéritas e imperfectas. Ha sido gestado con cariño, casi sin darnos cuenta, mientras desarrollabamos una profunda teoria a cerca de los zulos de Ezcaray y de por qué la Rioja Alavesa se llama Rioja (bien podían devolvernos el nombre y tal).
Además se nos olvidó dejar de fumar y de beber durante el embarazo y nació nicotínico y cirrótico.
Larga vida a Qué chorra más da (proverbio riojano) y saludos a Javier, David y Héctor; padre madre y tío de la criatura.
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