22 agosto 2011

La tarde en que murió Drazen


La tarde en que murió Drazen yo viajaba con mi padre en un moderno renault 5 blanco. Cuando la noticia nos sobrevino en la sintonía de Tablero Deportivo,  mi padre detuvo el automóvil en el arcén, en una de las revueltas de la carretera, y descendió lentamente. Me cogió de la mano y dimos un pequeño paseo. Se caló un ducados en los labios y suspiró mirando la planicie que dibuja el Ebro en su lento discurrir. No dijo nada. No sé si mi padre rezó entonces. Nunca le pregunté. Recuerdo escuchar el viento silbando sobre la Rioja Alavesa y la tormenta que se precipitaba como sólo lo hace sobre friso gris de la Sierra de Cantabria. Rápidos regresamos al coche. Con la radio apagada sólo hubo vacío en el pequeño R5 hasta llegar a casa. A mis ocho años no comprendía nada. ¿Quién era ese Petrovic? ¿Dónde estaba Sibenick el 7 de junio de 1993? ¿Por qué mi padre parecía haber visto un fantasma?

Quizás la tarde en la que Petrovic murió fue lo más cerca que he estado de Dios. Y digo quizás porque en aquellos mayos todavía le llevaba flores a María. Lo que si sé es que aquella tarde quedó grabada para siempre en mi impresionable memoria de crío. Quizás fue el frío cierzo que anticipaba la tormenta, quizás las siempre intrigantes montañas de esa sierra o, a lo más seguro, el descompuesto rostro de mi padre. 

18 años después de que Mozart se dejara la vida en una autopista alemana, el Dios que dicen que se lo llevó ha sobrevenido otra vez en mi verano. Disfrazado de Papa o de Mr. Marshall, como prefiriese Berlanga, por fin ha aterrizado en la tea ardiente que es Madrid en agosto.   

Mr. Papa siempre viene acompañado. «Una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas)», hizo el recuento Dámaso, y lo hizo bien. Los veo pasar gritando posesos, zombis militantes; y no los comprendo. Cuando más cerca estuve Dios lo hice en silencio, acongojado y no hubo consuelo. Es por eso que el fin de semana me lo he pasado encerrado. Rezando en youtube. A Drazen, que estás en los cielos. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario