Ná de ná. |
-Nada-,dijo. Porque nada había y nada hay.
Cuántas escaletas para no decir nada, cuántas divagaciones absurdas e interminables.
No hay héroes; no hay historias. A lo más, entrever, si te dejan los visillos catódicos, la cara b de la realidad.
Églogas de nuestro tiempo. De desidia y hastío. Pastori(a)les: oveja que bala, ERE en la nuca. Flacidez donde antes se adivinaba tensión. Gatillazo de prohombre y falso recato monjil para, con mucho aspaviento, recogérsela con papel secante de tertulia en tertulia.
Síndrome de bufón. Borroca o barroco que lo mismo da. El caso era, es y será aparentar. Que nada va a cambiar, que todo anda de puta madre y que no es verdad, ángel de amor, que en esta apartada orilla, solamente la puntita, no vaya a ser, que te lo pienses mejor.
Mientras algunos divagan España sigue ahí. No sabemos por cuanto tiempo. Estúpida y brutal como sus abuelos. Inclinada en reverencia(¡un saludo Iñaki!); envidiándose en la calle, desangrándose en silencio.
Como dijo el pobre: Vuelva usted mañana.
Ejque hoy está cerrado. O algo.
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