En un momento, clarividencia.
Fue tan sólo aquel instante, el único, en el que vio. Fue cuando cerró los ojos.
La vida es cutre. Lo sintió.
Se dibujó en el espejo convexo de una realidad que nunca llegaría a soñar.
Y vió. Distorsión en colores apagados y ruido, mucho ruido que lo deja sordo e disminuído. Narraciones inconexas, trocitos de mentira y vísceras para creerse dormido en una vigilia incapaz de contar ovejas. Pero hoy en día, las ovejas y los corderos y los lobos parecen que son lo mismo, aunque no lleven el mismo traje; si se fija bien, las ovejas han pasado por las rebajas y los lobos visten de marca.
Luego sale a la calle y la gente es fea. ¿Seré yo tan feo? - se pregunta-. Y la mira con esperenza, pero la televisión devolvuelve gente fea también. Retratos de ignorantes paseando sus intestinos gruesos al aire. Y llora porque aquella realidad le es cercana. Es la suya. Cambia el canal por una niña que llora porque la echan del show. No vales reina, eres mala. Y un obrero se caae de un andamio. Nadie llora por el obrero y la nena cubrirá portadas.
Aquella era la puta y la realidad.
Y se volverá a preguntar: ¿para qué estudiar si puedo masturbarme en pantalla?¿Para qué soñar si los sueños solo son buenos cuando ganas dinero y trajes de marca? ¿Para que mirar si puedes cerrar los ojos y pensar que no pasa nada?
Vivir quietecito, dormido y esperar al epitafio tranquilo .
Luego se acuerda de "En este país" y de Mariano José y de la pistola fría encarando la sien y desafiando al espejo. Se mató por amor... y porque España era un estercolero y él no quería vivir entre cerdos. Esta seguro de que Larra, si hoy viviera, se descerrajaría los
sesos frente a la televisión.
Más o menos como usted, pero un poquito más rápido.
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