12 enero 2009

Aitor, gogoan zaitugu


Iba a escribir algo compungido y con sentimiento sobre el décimo aniversario de la muerte de Aitor Zabaleta, del que me he acordado hoy después de ver el resumen del Atletico-Athletic. Pero no tengo fuerzas. Después de ver esta foto no puedo más que pensar en lo que explicó Pedro García Alonso en una instructiva charla sobre la situación del Conflicto Vasco: Cuando se dejen de odiar podrán sentarse a hablar. Esto es más profundo e intrincado que un simple sokatira entre ETA y España. ¿Qué lleva a un joven madrileño a exhibir banderas fascistas? ¿Por qué mataron a Aitor Zabaleta? ¿Por ser vasco? Si. Simplemente. ¿Por qué mata ETA? Por no pensar como ellos...

Nos enfrentamos a un anacronismo singular en la España de la memoria perdida y reinventada. Resulta que estas Navidades ha llegado a mi casa un libro en el que aparecían varios documentos con el nombre de mi bisabuelo fusilado. Órdenes de exhumación y listas de "sacas" en la ribera riojana. Mi curiosidad por saber dónde está enterrado es puramente sentimental. Sin rencores, intrahistoria familiar, pero no puedo quitarme de la cabeza a mi abuelo, senil, llorando cuando le enseñaron la única foto que se conserva de su padre.

Algunos hemos dejado de odiar hace tiempo. Pero no hace falta mucho para que la llama de la ignorancia prenda sobre ceras más calientes. Repito, hemos dejado de odiar, pero hay cosas que no se olvidan, incluso sin haberlas vivido, un recuerdo o una mirada o un "mataron a tu abuelo por una rencilla, por las tierras...por ser de ideas avanzadas".
Avanzar se torna imposible si la historia se distorsiona y se recorta en diferentes trajes.

Y todo esto por el fútbol. Que al final cataliza sensaciones y refleja odios. Por el fútbol ¿Quién es ese imbécil para enseñar una insignia bajo la cual, mataron a mi bisabuelo? Es muy fácil llegar a esa conclusión que, más o menos incorrecta, es una reducción injusta del problema y que me niego a realizar. Posiblemente, los que odian tanto, plantean así sus problemas y así nos va.

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