Si yo fuera esa madre la daría gracias a Dios y la Virgen Santísima de que me expulsaran de un club tan selecto y puro como es la Iglesia de Roma. Si mi marido violase a mi hija, ésta quedara embarazada y su vida corriera peligro, me aferraría a un clavo ardiendo. Lucharía por salvar el futuro de mi hija y su libertad de elección. Y a los torquemadas del Vaticano les castraba el cerebro y les arrancaba la lengua para que no tuvieran el impulso ni de pensar ni de maldecir sobre mi vida.
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Larepublica
Frase del día del Señor: "La única Iglesia que ilumina es la que arde". Buenaventura Durruti
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